Nos gustaría en esta entrada, recoger las palabras de la periodista Nieves Concostrina en su episodio de “Cualquier Tiempo Pasado Fue Anterior”, dedicado a la historia de la Masonería. Un episodio que, como ella misma manifestaba, trataba sobre Masonería y demás sociedades secretas, discretas e indiscretas. Recomendando abstenerse a meapilas y franquistas, a fin de que no llevasen un disgusto escuchando cosas como que ni los Masones ni las Logias masónicas están ya perseguidos por el papa y que, en el caso concreto de España, muerto el dictador Franco, se acabó la rabia. El recorrido histórico por los entresijos de la Masonería que Concostrina hace es el siguiente.

El punto de partida lo sitúa en Abril de 1728, cuando un grupo de británicos empadronados en España y liderados por el noble inglés Philippe Warton, solicitan a la Gran Logia de Inglaterra que les de permiso para fundar una nueva Logia en Madrid. Está hablando del nacimiento de la Logia Matritense, que fue la primera de España y también, de Europa continental. Estaba integrada, en esos primeros momentos, sólo por extranjeros ya que, los españoles, la única reunión a la que estaba bien visto que acudieran era la de los domingos en misa.

La Masonería moderna se introdujo en España de la mano de ingleses, del gusto de progresistas, liberales, librepensadores y científicos. De hecho, las Logias masónicas modernas, surgen al calor intelectual de la Ilustración; del Siglo de las Luces ¿Significa eso que los ilustrados y los intelectuales y los científicos y los políticos liberales eran todos Masones?, se pregunta. No, no nos liemos. Significa que se apuntaba el que quería. Significa que el que pensaba por su cuenta decidía si se sumaba o no a una Logia Masónica, alejadas de dogmas y en donde sus miembros disfrutaban de libertad de conciencia. Es decir, un Masón podía y puede ser cristiano católico, cristiano protestante, ateo, agnóstico, admirador de Budha o seguidor de los Haare Krisna.

La visión de Concostrina, busca indagar en los inicios de la llamada Orden Masónica, su surgimiento en la Edad Media y exponer qué hacían esos primeros Masones, así como describir cómo evolucionaron y cuándo empezaron los malos a organizare para volcar sacos y sacos de «fake news» y quiénes ensuciaron con bulos las Logias para envenenar a la sociedad contra ellas hasta obligar a sus miembros a refugiarse en la clandestinidad.

Respecto a este último interrogante, la locutora lanza la pregunta: ¿quiénes van a ser?, respondiendo ella misma que los de siempre, deduzcan. Los intolerantes, los fanáticos, los de “conmigo o contra mí”, los fabricantes de mentiras, los hinchas de ese club con sede central en Roma. Y los que se cebaron especialmente fueron dos papas: Clemente XII, que promulgó el primer decreto contra la Masonería y el paranoico León XIII, empeñado en desenmascarar lo que fuera y como no había nada que desenmascarar, se lo inventaron. Y luego ya saben, en España el que estaba enfermo de odio contra la Masonería era el dictador Franco, que sacó una ley específica en 1940 para la represión de la Masonería y el Comunismo… todo junto. Porque este tipo era muy mala gente, pero también muy idiota.

El discurso discurre, a continuación, por el paso o más bien, la transición entre la Masonería Operativa y la denominada Masonería Especulativa. Y Concostrina, se pregunta: ¿por qué unos señores que empiezan construyendo catedrales para la multinacional acaban inspirando a otros señores, señalados como demonios, por la misma multinacional? Pues porque estos últimos señores eran heterodoxos y librepensadores.

Inevitablemente, a estas alturas del programa, surgió la confesión de la presentadora, secundada muy probablemente por la mayoría de la audiencia y tal vez, también de los lectores de nuestro blog, acerca de que el problema no está en que no se escuche hablar de Masones y Masonería entre el público general, sino que éste radica en el profundo desconocimiento acerca de qué es la propia Francmasonería. ¿A que muchos se creen que los Masones y las Masonas son unos seres oscuros, malignos, conspiradores, con cuernos, rabo y tridente?, pregunta Nieves. Pues salgan de ahí, aunque sólo sea para no sentirse ridículas víctimas de la desinformación y la ignorancia, sentencia.

Su propia definición, desde su particular óptica profana, resulta precisa y habla de que las Logias Masónicas son grupos humanos que se reúnen y practican sus propios ritos, que comparten una espiritualidad o una filosofía de vida o como lo quieran llamar. Los humanos, somos seres gregarios; necesitamos pertenecer a grupos donde hay una jerarquía y unas normas. Algunos se apuntan a yoga o a un curso de ganchillo, otros se hacen tirabuzones y se van a hablar con un muro de piedra, otra gente se mete en una Logia, otros montan una peña, otros pegan la nariz al suelo los viernes mirando a La Meca, los de más allá se apuntan los domingos a un club donde un señor con falda hace magia y transforma el vino en sangre y el pan en carne. Lo importante es que cada uno vaya al club que le da la gana, pero, sobre todo, que cada uno se pague su fiesta y deje en paz la fiesta de los demás.

Respecto al asunto de la terminología, dichas cuestiones también son abordadas. Masón y Francmasón son sinónimos que se traducen como “albañil libre”. Es decir, constructores no sujetos a vasallaje. Debemos situar a estos albañiles libres en torno al período de construcción de catedrales, a la luz del esplendor del Gótico. Y para hacer catedrales, hacían falta carpinteros, escultores, herreros, vidrieros, pintores, canteros. El jefazo de todos ellos, el que dirigía un equipo de doscientos o trescientos hombres era el masón, que, en francés, “maçon”, significa constructor, albañil. Y como estos tipos eran autónomos, sin empresario que los mangoneara, profesionales nómadas que ofrecían su trabajo aquí o allá, luego los llamaron “free mason”, “franc maçon”, constructores libres. Pero eso de libres lo pusieron después. En la Edad Media eran masones a secas.

Los maestros constructores medievales guardaban con celo los secretos de su oficio; para proteger su negocio. ¿O es que Martín Berasategui va contando por ahí cómo hace su plato estrella? Pues lo mismo. Respecto al archiconocido símbolo de la Masonería, añade, el compás y la escuadra eran herramientas indispensables de los maestros albañiles.

Recapitulando su exposición, concluye que dos son los puntos en común existentes entre los Masones medievales y la Masonería moderna: los secretitos y la simbología. Entonces, ¿qué son las Logias masónicas? Concostrina prosigue con su análisis y dice: no son religiones, pero manejan códigos parecidos ya que también celebran ritos y ceremonias con montajes muy peliculeros. Pero los Masones quisieron tener su propio guion y cuando tuvieron que armarlo, qué mejor que tirar de otro guion ya hecho para adornarlo luego a su gusto. Así que metámonos en ese novelón titulado la biblia.

A partir de este momento, se comenta una de las leyendas masónicas más conocidas: la del Maestro constructor Hiram, asesinado a manos de los llamados tres malos Compañeros. Érase una vez, hace más o menos tres mil años, que un maestro constructor llamado Hiram Abiff, llegó a Jerusalén para construirle a Salomón su templo. Conviene insistir, que el templo no existió y que ni mucho menos se construyó por orden de Salomón. Es sólo un pasaje de la novela. Y hasta aquí lo que dice la biblia. A partir de ahora empiezan las versiones y cada uno corrige y aumenta. La leyenda masónica, para dar más entidad a este personaje, dice que fue asesinado por tres envidiosos que no conseguían arrancarle los secretos de su oficio. Y esto estuvo muy feo. Por eso los Masones lo usan como ejemplo de que las cosas no se hacen así, a lo bestia, para alcanzar la sabiduría. No puedes coger a un profesional por el pescuezo para que te cuente cómo se hace lo que sea; hay que recorrer el camino del conocimiento, con esfuerzo, humildad, perseverancia, empezando como aprendiz hasta llegar a ser maestro. Si es que llegas.

Respecto nacimiento de las Logias modernas, cuenta que, en el siglo XVII, los londinenses de alto standing empezaron a crear asociaciones: Logias. Aquellos Masones del XVII y hasta principios del XVIII, se reunían donde podían; sobre todo en tabernas. Hasta que, en 1717, cuatro Logias de Londres decidieron hacer del asunto algo más protocolario: las condiciones para aceptar nuevos miembros y normas para saber lo que se debía o no hacer. Por ejemplo: nada de hablar de religión; dios que se quede fuera, que siempre la acaba liando. Si queréis que haya un dios, porque si no estaréis como pollos sin cabeza, nos inventamos otro al que llamaremos Gran Arquitecto del Universo (GADU). Y tampoco hablar de política, o al menos hacerlo poco. Así fue como el 24 de junio de 1717, fiesta de san Juan Bautista, aquellas cuatro Logias crearon una Gran Logia. Entonces empezaron a tener sus propios locales, que los Masones llaman Templos, adornados con simbología, donde se pronuncian textos, juramentos de nuevos miembros, con rituales teatreros, ceremonias de iniciación en salones muy decorados con estandartes, deltas, candelabros, columnas, soles.

El enfoque profano, advertido de principio a fin en este programa, es algo que apreciamos especialmente desde este foro, ya que permite a la locutora ofrecer una visión objetiva y así se manifiesta cuando, con total naturalidad, afirma lo siguiente:  Tal y como lo vemos desde fuera, eso nace como un divertimento. Quizás con ciertas inquietudes culturales o filosóficas o espirituales o filantrópicas o todo junto. Una reunión de amigos que se ponen mandiles en sus ceremonias, pieza fundamental de la vestimenta masónica porque delantal llevaban los maestros constructores y que deciden hacer algo en común, pero añadiendo escenografía y echándole teatro. Y que les gusta celebrar, al menos, dos banquetes al año. En torno a la fiesta de san Juan Bautista y a la de san Juan Evangelista en diciembre.

El recorrido histórico continúa: Las Logias empezaron a proliferar en Gran Bretaña y no tardaron mucho en saltar a la Europa continental. En 1728 se fundó la Matritense. Francia, en 1732: Logia santo Tomás. Las Logias europeas empezaron a ser asociaciones de gente ilustrada, progresista, donde ser reunían políticos liberales. En Gran Bretaña poco podía hacer, pero en Francia y en España, el papa se puso chulo. Las Logias, no tenían el más mínimo peligro, salvo que te invitaban a pesar por tu cuenta y era el bastión del librepensamiento. Y eso al papa no le gustaba. A ninguna religión le gustan los librepensadores porque el pensamiento crítico les desmonta el chiringuito. Los Masones eran inofensivos; estaban a sus tertulias, a sus ceremonias. A mí me llevaron por error de pequeña a una catequesis y aquello estaba lleno de gente más peligrosa.

Como en todo movimiento, en Francmasonería existen corrientes y tendencias bien diferenciadas. La periodista divide la realidad masónica en torno a dos grandes corrientes: los teístas y los laicistas. Ni unos ni otros le gustaban al papa. Unos, aunque fueran católicos, porque no controlaba lo que hacían y decían en esas reuniones secretas en donde se hablaba de ética, ciencia, filosofía y los laicos porque no creían en ningún dios. Así que, en 1738, Clemente XII promulgó el primer decreto contra la Masonería. Declaró herejes a los Masones, excomulgándolos. Fueron condenados a golpe de bula, de forma arbitraria, sin pruebas de las acusaciones que les hicieron. Condenados sólo por salirse de la intolerante linde que deben seguir los católicos y ya saben que cuando un tonto coge una linde la linde se acaba y el tonto sigue. En su bula «in eminenti» alertaba a los católicos de que el mayor peligro de la Masonería era que se trataba de un colectivo abierto a todos los hombres con independencia de su credo. Y a partir de esta papa canalla, ya no hubo ni uno que no la emprendiera con los Masones.

Y es que, como todos sabrán, la Masonería ha sido objeto de persecuciones recurrentes y especial gravedad mostró la represión sufrida el pasado siglo en la realidad geográfica española. ¿Quién abrió la veda para criminalizar la Masonería? León XIII, quien en 1884 hizo un llamamiento: “arrancad a la masonería la máscara con que se cubre y mostradla tal cual es.” La campaña de odio que partió desde el Vaticano contra la Masonería tuvo su principal brazo armado en Gabriel Marie Joseph Gabriel Antoine Jogand-Pagès o Léo Taxil. Quedó demostrado que cuando falta pensamiento crítico, los distribuidores de bulos triunfan por la buena disposición de los ciudadanos a recibirlos y a ser engañados. “La característica principal de la gente es que está dispuesta a creérselo todo.”

Con el firme propósito de desenredar los principales bulos que circulan acerca de los Masones, Nieves Concostrina habla de la relación entre la Masonería y los Templarios, afirmando que, dicha relación, tiene la misma base documental que la Biblia: ninguna. Sostiene esta versión que los templarios medievales aprendieron el arte sagrado de la construcción en tierra santa. Pero que cuando el papa ordenó la disolución de la Orden de Temple y la condena de todos ellos porque ya no le servían, los templarios se diseminaron. Muchos fueron a parar a Escocia, donde se mantenían en la clandestinidad como antiguos templarios, pero disimulando y agrupados en gremios de constructores integrados, por un lado, por aprendices, que tenían que pasar por una iniciación. Por otro lado, por los compañeros o hermanos de oficio, que ya sabían de qué iba la cosa. Y por último, por un maestro venerable. En Escocia, sitúan algunos el inicio de la Masonería, con sus secretitos sobre técnicas de construcción, con sus juramentos de preservar la integridad del grupo y la defensa de sus trabajos para evitar el intrusismo. Si todo esto se va adornando con leyendas, ceremonias, símbolos, vestimentas, ya tenemos un complejo grupo humano que se ha montado su película y candidato perfecto para ser perseguido por las sectas religiosas o por cualquier otro grupo de control a los que no les gusta que otros se organicen porque hacen peligrar su negocio.

Puedes escuchar el podcast completo en este enlace: https://cadenaser.com/audio/1679651876462/?ssm=tw&fbclid=IwAR2fUPb0kumXCRlrGynZPlpiRfzNTD2na9YyurYHNPNlZY3RCf1OcaZVsMY